miércoles, 8 de mayo de 2013

Lo que los médicos no te cuentan...

   Hoy fue muy difícil comer. Las náuseas no desaparecieron ni cuando tomé la domperidona (fármaco utilizado para evitar vómitos y náuseas de origen diversa) y me obligué a ingerir la comida. Este es uno de los efectos secundarios que los médicos no te cuentan que puedes manifestar cuando te hacen un bloqueo lumbar. Como no es el primero, ya sabía lo que me esperaba y estaba preparada pero lo aprendí del peor modo posible: sufriéndolo. Otro efecto posible, y que tampoco te cuentan, es la inmunosupresión (lo que se llama vulgarmente "bajas defensas!") y la anemia. He oído relatos que asustan de mis compañeras en la sala de espera al block quirúrgico donde te hacen los bloqueos pero como no los he vivido, no los repito. Los tres que menciono son los que he padecido yo. Por eso, ya no le pregunto al traumatólogo cuántos días de reposo debo guardar luego del procedimiento porque me dirá que puedo trabajar y hacer vida normal luego de 48 horas. La realidad es que no te conviene salir de la cama antes de tres días y ni pensar en trabajar antes de una semana. ¿Cómo lo sé? Del mismo modo: sufriéndolo. Lo que sucede es muy sencillo: no sabes qué es exactamente lo que te inyectan. Las sustancias químicas que componen el coctel no constan ni en el informe que hace el especialista del procedimiento. Se sabe apenas que es una mezcla de antiinflamatorios, analgésicos y cortisona. Este es mi sexto bloqueo lumbar y me llevó 48 horas aliviar el dolor de la infiltración. Cuatro días después, recién logro salir de la cama y no permanezco mucho rato de pie... ¿Ir a trabajar? Solo en mis sueños. He salido a ver a mi médico de cabecera y a comprar comida cuando me lleva algún amigo en su vehículo. La frustración me corroe. Quiero caminar, quiero aire libre, ir de compras a las tiendas, ver gente, en fin... vida normal. Pero he vuelto dolorida de mis salidas cortas y sé a qué me arriesgo si quiero hacer algún paseo con más tiempo disponible: a pescarme algún virus que esté pasando a dos cuadras... Por supuesto, eso depende de cada organismo, dicen... Tal vez el mío sea muy sensible, o como se dice en mi familia, yo sea demasiado "jodida".