sábado, 30 de marzo de 2013

Cuando al maestro lo llevas dentro

      Este es mi primer ejercicio de voluntad en un día que comenzó sin dolor y siguió así hasta la tarde. Ahora tengo los ojos empequeñecidos por el sueño y los analgésicos y el cansancio. Porque tenía tantos planes para este sábado... Cosas sencillas: salir en la moto a comprar comida, verdura y frutas en Yaguarón, sacar el Pulgui, mi perrito, a pasear, ver a mi ahijada... Y lo hice, claro que lo hice, con toda la felicidad que pude reunir hasta que salí con poco abrigo a tomar mate a la plaza... Supongo que fue eso. El frío es malo para los huesos y para los problemas reumáticos.
      Llegué a casa, atendí a mis hijos caninos y me tiré sobre una cama. Cuando noté que no me podía levantar, estiré la mano hacia la mesita que siempre está al lado, vaso de agua y analgésicos.
      Siempre se comienza por el más leve. Si en veinte minutos no hay cambio, sigues con el siguiente y el siguiente. Si con el último y dos horas después aún no puedes levantarte, debes llamar la emergencia móvil. Y ni se te ocurra tomar un comprimido más. No te corresponde, se tienen que encargar otros de ti, los especialistas médicos. Cuando ese momento llega siempre es el momento de mayor calma. Ellos se harán cargo. Si algo sale mal y me muero, no fue por no haber tomado las medidas pertinentes. Ahora estoy en sus manos.

     Hay algo que debes saber sobre el dolor crónico: si lo conviertes en tu mejor amigo y no en tu enemigo, puede ser el mejor maestro puesto que lo llevas dentro.

Sobre la percepción de la felicidad

    Cada vez que me presento a alguna reunión sintiéndome feliz y ocurrente me preguntan si tengo novio nuevo. Mi entusiasmo se desinfla inmediatamente. Es que no saben ustedes lo fácil que resulta ser feliz cuando estás sin dolor. Es comprensible la confusión que puedes crear en los demás pero no menos ofensiva: estás enamorado, pero de tu cuerpo y de la vida y de la capacidad de moverte libremente y de caminar sin renguear y sin esa sensación de que te arrastras a cada paso. Cada vez que me sucede me preguntó si las demás personas que pueblan el mundo son conscientes de lo felices que son sin saberlo. 
    Es obvio que la persona que padece dolor crónico va a tener una percepción diferente de la felicidad. Va a pedir menos de la vida sin saber que pide mucho. Cada día, cuando me despierto, lo primero que hago es darme vuelta en la cama. Si puedo hacerlo será un buen día, no importa cómo termine porque podré levantarme y hacer el intento. Soy victoriosa. Pero si los minutos pasan y no logro moverme porque mis huesos parecen haberse petrificado junto con la carne que los recubre, comienzo a contar los minutos. Tengo que moverme al menos para tomar el teléfono y avisar que no me esperen en el trabajo. Y a veces ese mínimo esfuerzo me lleva una hora, la misma que uso para vestirme, desayunar, tomar mis cosas y salir. Y entonces me siento derrotada. Por ese día me ganó mi cuerpo. Sencillo, ¿verdad? No es muy agradable confirmar que tu felicidad depende de estar sin dolor. Pero cuando sucede, es la felicidad más completa y consciente que puedas experimentar.

sábado, 23 de marzo de 2013

Sobre el sexo y los abrazos

    Hablemos un poco sobre sexo y sobre dormir acompañados cuando padeces dolor crónico por una patología de columna. ¿Cómo le dices a un hombre que no quieres que te toque si estás con dolor cuando has comprobado que es difícil explicarlo hasta a un amigo? Bueno, lo he probado y comprobado: el hombre no lo entenderá pero hará de cuenta que sí. Creerá que debe protegerte, abrazarte, hacerte un masaje. Todo con buenas intenciones. Y he comprobado que no importa cuánto le expliques la naturaleza del dolor a una persona que no lo ha padecido, no podrá comprenderlo. No podrá comprender que prefieras un comprimido de analgésico y una buena noche de sueño sin dolor a una noche de buen y relajante sexo. No comprenderá cuando  le expliques que un punto cualquiera que toque en tu espalda al intentar hacerte un masaje, con buenas intenciones pero sin conocimiento de causa, puede llevarte a una internación segura. Y lo sé porque cada vez que mi doctor de cabecera examinaba mi espalda en busca de puntos de dolor, yo tenía que pasarme unas horitas en emergencia con medicación intravenosa. Claro, antes del diagnóstico definitivo. Ahora se mantiene a distancia. Ahora hablemos de compartir la cama, que no es lo mismo que el sexo sino algo más parecido al abrazo: la cama debe ser muy ancha... Imposible dormir en cucharita. Solo el hecho de acostarme me produce dolor cuando las vértebras se acomodan a la nueva postura, y luego viene el proceso de encontrar la forma de dormir de forma más cómoda, lo que lleva su tiempo y unas veinte vueltas. Mi última postura preferida consiste en dormir boca abajo con la pierna izquierda flexionada hasta que llegue a la altura de la cintura, o sea, muy bien flexionada. La razón: estira el nervio ciático y me produce un alivio muy placentero. Si amanezco en esa posición, sé que sentí dolor durante la noche. También sucede que des patadas mientras estás dormido, y es mejor que la persona que esté al lado tenga bastante espacio en la cama donde buscar refugio. Y aclaro: no es que no puedas tener sexo. Puedes, será tan bueno como siempre lo fue para ti o tal vez más ahora que tiene otro valor para ti, pero debes establecer los tiempos y no podrán depender de las ganas de tu pareja sino de las condiciones de tu cuerpo. Tendrás que volverte egoísta hasta en eso, y esperar que el otro lo comprenda. Y si no lo comprende, tomas tus cosas, te vas a tu casa y te acuestas con el analgésico que corresponda y toda la cama para ti. Y te aseguro que no te acordarás de la noche de sexo que perdiste más que con una lejana nostalgia del tipo "me estoy volviendo vieja" o "en mis buenos tiempos no era así". Pero... yo soy soltera. Siempre puedo tomar mi bolso e irme. Sí, tus prioridades cambian hasta hacerte un ser extraño para ti mismo. Pero con el tiempo, también cambian tus necesidades. Mantenerme con el mínimo de dolor es una de mis prioridades. Y para eso no hay explicaciones que valgan.