sábado, 23 de marzo de 2013

Sobre el sexo y los abrazos

    Hablemos un poco sobre sexo y sobre dormir acompañados cuando padeces dolor crónico por una patología de columna. ¿Cómo le dices a un hombre que no quieres que te toque si estás con dolor cuando has comprobado que es difícil explicarlo hasta a un amigo? Bueno, lo he probado y comprobado: el hombre no lo entenderá pero hará de cuenta que sí. Creerá que debe protegerte, abrazarte, hacerte un masaje. Todo con buenas intenciones. Y he comprobado que no importa cuánto le expliques la naturaleza del dolor a una persona que no lo ha padecido, no podrá comprenderlo. No podrá comprender que prefieras un comprimido de analgésico y una buena noche de sueño sin dolor a una noche de buen y relajante sexo. No comprenderá cuando  le expliques que un punto cualquiera que toque en tu espalda al intentar hacerte un masaje, con buenas intenciones pero sin conocimiento de causa, puede llevarte a una internación segura. Y lo sé porque cada vez que mi doctor de cabecera examinaba mi espalda en busca de puntos de dolor, yo tenía que pasarme unas horitas en emergencia con medicación intravenosa. Claro, antes del diagnóstico definitivo. Ahora se mantiene a distancia. Ahora hablemos de compartir la cama, que no es lo mismo que el sexo sino algo más parecido al abrazo: la cama debe ser muy ancha... Imposible dormir en cucharita. Solo el hecho de acostarme me produce dolor cuando las vértebras se acomodan a la nueva postura, y luego viene el proceso de encontrar la forma de dormir de forma más cómoda, lo que lleva su tiempo y unas veinte vueltas. Mi última postura preferida consiste en dormir boca abajo con la pierna izquierda flexionada hasta que llegue a la altura de la cintura, o sea, muy bien flexionada. La razón: estira el nervio ciático y me produce un alivio muy placentero. Si amanezco en esa posición, sé que sentí dolor durante la noche. También sucede que des patadas mientras estás dormido, y es mejor que la persona que esté al lado tenga bastante espacio en la cama donde buscar refugio. Y aclaro: no es que no puedas tener sexo. Puedes, será tan bueno como siempre lo fue para ti o tal vez más ahora que tiene otro valor para ti, pero debes establecer los tiempos y no podrán depender de las ganas de tu pareja sino de las condiciones de tu cuerpo. Tendrás que volverte egoísta hasta en eso, y esperar que el otro lo comprenda. Y si no lo comprende, tomas tus cosas, te vas a tu casa y te acuestas con el analgésico que corresponda y toda la cama para ti. Y te aseguro que no te acordarás de la noche de sexo que perdiste más que con una lejana nostalgia del tipo "me estoy volviendo vieja" o "en mis buenos tiempos no era así". Pero... yo soy soltera. Siempre puedo tomar mi bolso e irme. Sí, tus prioridades cambian hasta hacerte un ser extraño para ti mismo. Pero con el tiempo, también cambian tus necesidades. Mantenerme con el mínimo de dolor es una de mis prioridades. Y para eso no hay explicaciones que valgan. 

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