sábado, 14 de noviembre de 2015

Después de la tregua

Tregua acabada, me encontré de nuevo en cama con medicación inyectable vía intramuscular dos veces al día. Eso me salvó de las náuseas y demás efectos secundarios a nivel gástrico pero no de los hematomas. Por más cuidadosa que sea la enfermera, algunos vasos sanguíneos se rompen. Mi mayor molestia provenía de la pierna izquierda, la que siento más cuando el nervio ciático está inflamado. Pero nada sustituye el alivio de que alguien externo a ti sea el encargado de administrarte la medicación pesada. Siento como si me quitara un gran peso de los hombros: alguien más cuida de mí por unos días. Leo y hago algunos estudios de rostros cuando puedo sentarme, y hasta que no me salen tan mal... y leo, mi cama está rodeada de libros. Mi madre se da una vuelta con comida todos los días. Me siento cuidada.

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