domingo, 20 de enero de 2013

Tres años después

Tres años después...

- aún dependo de medicamentos para hacer tolerable el dolor,
- paso más tiempo de mi día acostada que de pie,
- uso faja lumbar, 
- desarrollé gastritis medicamentosa,
- camino distancias cortas, con dolor o rengueo, 
- sigo la siguiente ecuación: con dolor = deprimida, sin dolor = feliz,
- no puedo viajar largas distancias si estoy en un empuje de dolor y sin analgesia,
- tomar alcohol, por poco que sea, debido a que todos interactúan negativamente con mi medicación (y sobrecargan hígado y riñones),
- el frío me causa dolor,
- he visitado diversos especialistas por efectos secundarios de la medicación que tomo en forma permanente o de mi patología lumbar (gastroenterólogo, reumatólogo, traumatólogo, otorrinolaringólogo, siquiatra, urólogo, sicólogo, fisioterapeuta),
- no puedo estar de pie luego de las doce de la noche,
- he cambiado tres veces de colchón,
- no puedo hacer ejercicios recomendados por el especialita de columna (ni largas caminatas, ni bicicleta, ni pilates),
- debo hacerme controles periódicos con un médico de medicina general
- no puedo dormir naturalmente porque duermo con dolor,
- recibo bloqueos lumbares periódicos (por lo menos dos al año),
- no recibo cirugía.

Tres años después...
- conozco los límites de mi cuerpo,
- pude volver a mi trabajo,
- uso mis poemas y mis blogs para expresar los sentimientos de impotencia, frustración y rabia generados por mi patología lumbar,
- puedo permanecer de pie aunque sea por cortos períodos (por lo  tanto, trabajar, hacer cola en la caja del supermercado y en la mutualista),
- ya sé qué zapatos usar de acuerdo al grado de dolor que tenga en el momento (muy importante),
- puedo hacer mis propios trámites por licencia laboral (muy importante también para no estar molestando a los demás y mucho menos a la familia),
- sé qué tareas empeoran mi condición (levantar peso, barrer y cualquier otra que implique agacharse),
- tengo un taxista de confianza que me traslada cuando no puedo caminar,
- me acostumbré a usar la faja lumbar y tengo la ropa adecuada para cubrirla,
- no renuncio a mi adorada moto (una Baccio Cruiser 125cc),
- aprendí mucho sobre cómo relacionarse con los médicos que te atienden (muy, muy importante),
- aprendí otro tanto sobre cómo leer las recetas que acompañan los medicamentos (principalmente donde dice "efectos secundarios"),
- conozco los diferentes umbrales de dolor que tolera mi cuerpo.

Tres años después espero...
- recibir la cirugía que me permita vivir sin dolor,
- no tener que usar más faja lumbar,
- publicar un libro con los poemas escritos en este período,
- poder volver a andar en bicicleta,
- poder salir a tomar cerveza un fin de semana con mis amigas,
- no depender más de medicamentos,
- poder viajar en mi moto y llevar a cabo los proyectos pendientes en el área de la fotografía,
- dormir nueve o diez horas por día si siento ganas,
- poder volver a viajar trayectos largos y excursiones turísticas sin dolor.









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