jueves, 5 de marzo de 2015

Caminar es maravilloso!

      Poder hacer yo misma mis compras, el queso crema que me gusta, el yogur con frutas que solo se encuentra en Yaguarón y no en cualquier supermercado, la galleta Ellis de una panadería
de Melo que no me hincha la panza, el insecticida de repuesto para aquel aparato a batería de litio que es el único que mantiene a raya los mosquitos en mi casa,  la batería de litio que se había agotado, el regalo especial para una amiga que cumplió años hace dos semanas... y podría seguir enumerando ejemplos. Nada sustituye la posibilidad de hacer tus propias compras por mejor que sea la voluntad de las personas que te rodean. Un taxista amable y considerado como el mío puede llevarme de un lugar a otro pero no le puedo pedir que sea mi chofer particular mientras voy a pagar mis cuentas casa por casa. Poder hacerlo por mí misma es una experiencia indescriptible de libertad e independencia. 

      Hoy me desperté cinco menos diez, fui al baño y no pude volver a dormir porque el dolor comenzó. Cuando logré aliviarlo había amanecido. Desayuné y me sentí feliz por haber logrado calmar el dolor sin más problemas. El pronóstico para mi día se veía bueno. Me vestí y salí dispuesta a hacer mis compras postergadas.  Para mi sorpresa, comercios pequeños no abren antes de la nueve de la mañana. Entonces me fui a la casa de productos eléctricos que queda a cinco cuadras de casa. Cinco cuadras que caminé sin renguear! Como supuse, ellos sí estaban trabajando ya y me traje la batería para el aparato insecticida y cable de extensión para colocar el teléfono al lado de mi cama. Parece una tontería pero desde que este último empuje comenzó he perdido muchas llamadas por no poder levantarme de la cama a atender el teléfono. Ahora bastará con estirar el brazo! Dos exalumnos atienden el comercio y pude charlar feliz con ellos. Nunca fui una mujer tan conversadora y simpática. Meses de encierro y ausencia de dolor sacaron al yo escondido por años de dolor crónico. Luego carnicería y por último regalería. Unas doce cuadras con rengueo casi imperceptible! Encuentro el barrio cambiado y caminar es maravilloso!

      La noche me trajo cólicas abdominales y diarrea, efectos secundarios del exceso de medicación para el dolor.  Me sucede una vez por semana al menos. Pero hoy no importa. Hoy caminé e hice mis propias compras.  Hoy no importa.

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