Movida a mate. |
De a poco retomo mis actividades normales, aprendo a lavarme la cabeza sin ayuda, a hacer movimientos de contorsionista para cortarme las uñas de los pies y depilarme las piernas. Y los apremios económicos me forzaron a volver a usar la moto para ir y volver al trabajo. Cuesta subir, cuesta acomodar las piernas, cruzar por los infinitos pozos que no puedes desviar. Y luego, como a todo, te acostumbras.
A pesar de las vitaminas indicadas por mi doctor, el agotamiento hizo presa de mí esta semana. No siempre puedo cumplir el horario en forma restrictiva como lo indica mi directora y no siempre me sobra energía para acompañar su personalidad enérgica. Hago lo mejor que puedo y vuelvo a casa a tirarme sobre mi cama. La culpa relacionada al trabajo que no puedo cumplir es inevitable y recurrente.
Autoretrato con cara de loca. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario