viernes, 8 de mayo de 2015

Tres semanas con corsé de yeso

      Por las mañanas,  mi casa se asemeja a una morgue que algún vampiro eligió como morada. Pero yo no duermo en un ataúd sino dentro deben barril de yeso.


      Tres semanas con corsé, ocho días en cama por gripe y sin tramadol. Hoy regreso a Melo a ver el especialista de columna,  la tortura inevitable.  Debo llevarle mi última resonancia para evaluación de cirugía y esperar el control del corsé. Por lo que me explicó mi  otro traumatólogo, pueden rehacérmelo si perdí mucho peso, o cortarlo para agregarle cordones y así poder quitármelo para bañarme,  lo que sería un gran alivio para mí. Si puedo volver a mi ciudad con todo estos trámites resueltos, voy a considerarme bendecida. 

      Viajo tarde, llego tarde y espero pasar por último.  Escucho el relato de una mujer de cómo perdió su nieto recién nacido por negligencia médica con todos los detalles dolorosos del caso. La gente se pone morbosa en los hospitales porque cree que es el único lugar donde puede hablar libremente en voz alta y será comprendida. Un hombre robusto que usa un caminador para desplazarse escucha que no pueden operarlo porque el daño en su columna es tan grande que tendrían que convertirlo en un androide para que el hierro en su columna sujete su peso... De paso vi a una compañera de bloqueos pasados operada y bien. Pero sólo le han fijado dos vértebras. 
      Cuando entro, mi doctor está de pie tras el escritorio,  con una pila de historias clínicas anudadas al lado, los brazos en jarras, cejas levantadas y labios contraídos. "Lo veo con cara de querer salir huyendo,  doctor", le digo a modo de saludo, él solo asiente. 
      Como esperaba, luego que supo que me había ido bien con el corsé,  miró superficialmente mi estudio de resonancia. Acordamos dos semanas con corsé fijo y luego pasarlo a extraíble (te lo cortan y le agregan cordones para que puedas quitártelo para bañarte). Por ahora estamos en tregua.
      Pero cada vez me quedan más dudas de que sea éste el doctor que quiero que me opere cuando llegue el momento. 

De regreso

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