Vivo con dolor crónico debido a una osteoartrosis lumbar. Estos son apuntes de mi diario que podría convertir en libro un día.
lunes, 29 de abril de 2013
Caminando en círculos
Después de un fin de semana entrando y saliendo de emergencia y probando la habilidad de las enfermeras en lidiar con las venas finas de mis brazos, fui a ver a mi doctor con una pequeña sonrisa. Después de dos días con dolor, mareos y vómitos, hoy pude comer y la medicación no me cayó mal. A veces mi situación se vuelve un círculo que me estruja y estruja hasta hacerme reventar: los analgésicos fuertes quitan el dolor pero desencadenan otros problemas, como la gastritis medicamentosa, extrema sensibilidad del hígado, diarrea o estreñimiento, dolor abdominal, náuseas ante olores fuertes y al comer... Y reencontrar el equilibrio cuesta un poco. Sin comer no puedo tomar mis medicamentos, sin mis medicamentos no puedo estar sin dolor: he ahí el círculo inevitable. Y sumémosle que no poder comer, para una gordita, es una gran tragedia. Falta algo... Falta la compensación oral por el dolor. Y ustedes no tienen idea de lo importante que eso... Me he acostumbrado a vivir con dolor en mis lumbares pero cualquier otra patología que se manifiesta es inaceptable. Me pongo fastidiosa, molesta hipersensible y todo duele el doble. Entonces en un instante de cordura tomé la decisión que me venía angustiando la última semana: no volver a mi trabajo hasta hacerme un buen tratamiento para el dolor con el especialista de columna y respetar los dictámenes de mi cuerpo. No por autocomplacencia, sino por respeto. Tal vez eso sea lo más importante que he aprendido en este tiempo: respetar a mi cuerpo. Hay un momento para luchar y otro para quedarse quieto. Me ha llegado el segundo. Ya regresaré a la lucha cuando corresponda.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario