viernes, 10 de abril de 2015

Mucho más que una consulta

      Tengo consulta en Melo con especialista de columna. En mi ticket está marcada a las 11 de la mañana. Dos horas después,  los más nuevos se quejan y uno va a pedir que llamen al doctor. Una mujer que está internada se paseó un rato por el corredor con el suero en la mano pero volvió enseguida a su cuarto. "EL doctor está en camino", nos avisan. "En camino" resulta ser media hora y dos minutos después.  Yo ya he cambiado de posición unas 15 veces en el asiento y comienzo a mirar el piso con cariño.  Me da asco. Tiene una costra de otro color contra la pared. Tengo el número 5 y entro enseguida.  Momento de ser firme,  Viviana.
 Tengo el discurso preparado. Estás con dolor? A ver donde te duele?  Se levanta y me examina los puntos de dolor. Te hago otro bloqueo esta tarde, querés? Discúlpame pero usted ya me hecho ocho, los dos últimos no funcionaron, el último me dejó dos meses en cama. Ah, pero hay diferentes tipos de bloqueo. Te hago uno entre la cuarta y la quinta (y por segunda ves lo veo mirar el informe de mi resonancia). Me mantengo firme, no quiero más bloqueos. Quiero probar otros tratamientos,  ese ya no sirve. Empieza con el discurso de cirugía no y encierra con lapicero en el informe los discos más dañados,  el L4 y L5. Ya te hicieron yeso? No, nunca. Sé, pero no por él, que es el paso previo para ver si una cirugía funcionaría en tu caso. Si eso te alivia, entonces la cirugía también. Sugiere la posibilidad de una cirugía no tan invasiva, donde tan solo se cambie los discos más gastados. Me entusiasmo.  Entonces me da la orden para que fulano de tal, nombre y apellido,  me haga en yeso. El lunes vení, me dice. Salgo contenta a preguntar dónde encuentro el lunes al señor que me indicaron... y entonces comienza la segunda parte de odisea.



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