domingo, 27 de marzo de 2016

La negación es inevitable

Llevo tres días en cama y me siento cansada de estar encerrada. Tuve que volver al reposo después de mi último intento por caminar. Fui a la papelería que queda a dos cuadras de casa con la disculpa de que era un buen ejercicio y, como me sucede siempre, me entusiasmé, seguí caminando, viendo vidrieras, los comercios nuevos, los arreglos que hicieron los vecinos en sus casas... Y de pronto había recorrido ocho cuadras, mi cuerpo no me sostenía más y tuve que pedir que me trajeran en auto de regreso. Vivo en negación de las limitaciones de mi propio cuerpo. Quiero caminar, quiero trabajar, quiero volver a hacer mis propias compras, limpiar mi casa, cocinarme, lavar mis platos. En resumen, quiero un cuerpo sano en lugar de esta semi invalidez debilitante.

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