viernes, 23 de octubre de 2015

Círculo vicioso

Yo me consideraba una luchadora, pero una luchadora con dolor constante por años no existe, tu yo comienza a debilitarse y a fragmentarse, y debes buscar otras formas de reconocerte al enfrentarte a un espejo. Te conviertes en una persona rabiosa con dolor constante y quieres pelear con lo que se te cruce: el perro, el idiota que te cerró el cruce en el semáforo, los hijos, el marido... Todo es catártico, todo te ayuda a exhalar tu dolor. Y nadie se anima a acercarse a ti... ni tu familia. Luego están los días de dolor constante con depresión, cama, sin ganas de nada, sensibilidad a flor de piel, llanto mirando una publicidad en la tele, hacer catarsis teniendo una crisis de angustia por estar cansada del dolor con la mínima guarangada, un tropezón, una taza rota... Y, los días de alivio, en que me doy cuenta que debo aprovecharlo y salir, voy a visitar a mi familia, llamo alguna amiga para ver si coincidimos en el almuerzo y nos ponemos en día. Saco fotos, oh, saco fotos a todo lo que encuentro. El día tiene nuevos colores y todo detalle es artístico. Es la felicidad desbordada pero con un rasgo de tristeza: así era yo cuando no estaba enferma. Quiero irme en moto a ver el agua de la Laguna, quiero ir a ver cuánto aún resta de mis viejas taperas, salir a recorrer la ciudad en bicicleta... Quiero mi vida de regreso...

No hay comentarios:

Publicar un comentario