sábado, 24 de octubre de 2015

Quién soy yo cuando no estoy con dolor

Casi seis años lidiando con doctores y todo el sistema de salud que me "ampara"... me ha permitido aprender mucho sobre algunos temas y desaprender otros al convertirme en "paciente", que aunque la palabra tiene su raíz etimológica en la paz, a mí me recuerda los corredores atestados de pacientes que esperan, cual ovejas en el corral, esperando que las hagan pasar al tubo, o al cuchillo, si resulta que son la comida del día. Como viví hasta los quince años en el campo, mis raíces aún están allí, por lo que mis símiles suelen estar relacionados con el tema. Entonces, cuando entras a un consultorio para ver a un doctor por un tema médico, él sólo hace preguntas relacionadas a tu condición de salud o a tu situación laboral para saber cuál es tu cobertura médica en caso de necesidad. Esa es la conducta padrón debido a las planillas que tienen que llenar por la ficha médica que queda en la institución. En esa ficha, no estás tú, perdona, ni estoy yo,está una parte de ti relacionada a tu condición física y ni siquiera tu condición de salud como ser humano completo que siente y piensa. Por lo tanto, la visión del doctor sólo puede ser parcial. No sabe qué haces en tus horas libres, ni que eres poeta y músico o jugador de fútbol a menos que te hayas lesionado una pierna en la cancha y lo hayas tenido que consultar. Y, salvo raros casos, no le interesa porque cree que no hace parte de su trabajo. En fin, algunos hacen su mejor esfuerzo equilibrando vocación y sistema (y mi doctor de cabecera, querido, sabe que esta parte está dirigida a él). Otros no consideran que importe lo que tú eres más allá de esa porción de realidad. En mi caso, seis años con una patología crónica y degenerativa de columna, ninguno de mis traumatólogos sabe que mi carrera profesional se ha estancado y muchas veces he temido quedarme sin trabajo (el primer y gran temor de los enfermos de columna que solo tienen eso con qué subsistir). No saben de mis años de artista plástica que fui abandonando al no poder estar mucho tiempo sentada. No saben lo buena que soy en la fotografía y los proyectos que abandoné porque ya no puedo más salir en mis excursiones documentales. Tampoco saben que soy escritora, con un libro publicado en forma independiente de poemas, otro inédito de cuentos y varios más sin concluir porque es muy difícil escribir acostada y con dolor. ¡No saben lo buena profesora que soy! ¡Lo que pierden mis alumnos al no tenerme en el salón! No saben ni les interesa saber, si no ¿cómo podrían decirme que ya no pueden hacer más por mí? ¿Cómo puede decirme usted que sabe de mí más de lo que yo misma sé habiendo nacido yo con este cuerpo? Más abajo reuní fotos de mis distintas facetas: como fotógrafa, artista plástica, profesora por vocación y escritora.

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